En pleno momento de pandemia muchas familias se encuentran ante la pérdida de un ser querido, ya sea por covid u otras circunstancias.
Cuando nos falta una persona amada, o bien por fallecimiento, separación o malos entendidos, solemos sentir tristeza, malestar anímico e, incluso, soledad.
Yo misma, durante este año, perdí a una de mis más queridas amigas, esas que entran en la categoría de hermanas de la vida.
Si estás pasando por una situación similar, te dejo algunas ideas que pongo en práctica y que te recomiendo para que puedas llevar mejor la situación.
7 consejos para afrontar el duelo
Si bien asociamos estas fechas con alegría, luces de colores, regalos y reuniones con risas, entiende que éste año será una navidad diferente, que habrá momentos de tristeza y, también, de alegrías
Habla en familia y ponte de acuerdo en cómo organizar las reuniones y homenajes. Nos suele pasar que no queremos ni nombrar a la persona, para no causar dolor, pero es bueno poner en claro que todos los integrantes de la familia estamos pasando mal por esto
Representa a la persona ausente ya sea con una foto, un objeto o algo que te recuerde a ella. Si todos hacemos como si “no pasara nada”, estaremos reprimiendo lo que sentimos y el duelo se torna más difícil
Evita aislarte. Acompaña y déjate acompañar
Date espacio para expresar lo que sientes, para recordar a esa persona, nombrarla, e incluso, homenajearla. Tómate ratitos a solas, si lo necesitas.
Si hay niñxs en la familia, háblales con claridad y dales apoyo. Para protegerlos no necesitas ocultarles que estás triste, mostrarte les ayudará a su desarrollo emocional
Medita y muévete: sal a caminar, haz yoga, baila o realiza actividades al aire libre. La meditación, el movimiento y el ejercicio liberan endorfinas que nos ayudan a sentirnos mejor
Recuerda que hay muchas formas de transitar este proceso. Escúchate y entiende qué necesitas.
Pasado cierto tiempo, si no consigues realizar tus actividades cotidianas con normalidad y estás inmersa en el dolor y la tristeza busca ayuda profesional sanitaria. Es muy importante que vivas este proceso y que le des un tiempo de sanción.
Y tú, ¿qué haces para llevar mejor las ausencias?
Si deseas, puedes dejarme un comentario y te leeré encantada.
La Navidad es un período que puede resultar agotador para muchas personas, incluso deprimente. Y, si no se gestiona de forma adecuada, puede generar estrés y ansiedad.
Por qué nos estresamos en Navidad
Los informes anuales confirman que: las compras de última hora, el exceso de gastos, las comidas y cenas familiares, y los compromisos sociales, son la causa del estrés que sufren muchas personas en Navidad. Además, los informes afirman que el colectivo más afectado por estas situaciones de estrés y ansiedad en Navidad somos las mujeres.
Otra de las causas del estrés es: trabajar demasiado, tener poco tiempo de vacaciones y, sobre todo, dejarnos a nosotras mismas, y nuestro descanso, en último lugar.
Todas estas situaciones nos pueden producir un aumento de pensamientos negativos. Incluso, podemos experimentar la sensación de que el cansancio físico y mental se intensifican, lo que nos puede provocar que nos aumente la irritabilidad.
El estrés suele estar presente en nuestro día a día, pero es habitual que se intensifique aún más en estas fechas tan señaladas. Si no aprendemos a gestionar el estrés de las fechas navideñas: el insomnio, los dolores de cabeza, el bruxismo, la diarrea, los dolores de estómago, la tensión en el cuerpo, los problemas en la piel o en el cabello, se pueden agravar aún más.
Además, no solo el estrés aborda nuestros días durante las Navidades, la tristeza y la soledad que produce el síndrome de la silla vacía también afloran en estos días para las personas que echan de menos a un ser querido en estas fechas tan señaladas.
Tensiones familiares en Navidad
Muchas personas esperan la llegada de las Navidades con mucha ilusión para preparar la cena de Nochebuena, la comida de Navidad, la compra de los regalos para los hijos y nietos, hacerse con unos detallitos para la oficina, adquirir nuevas decoraciones navideñas para el hogar y, sobre todo, para reunirse en familia.
Pero no todo el mundo disfruta de estas reuniones. Muchas familias se sienten en la obligación de pasar las Navidades con personas que no son de su agrado (padres, suegros…) y tan solo el hecho de pensar en esa reunión puede provocar nerviosismo, estrés y ansiedad.
El alcohol, las diferencias de opiniones y los temas «inapropiados” para esas fechas hacen que las tensiones familiares aumenten y, como consecuencia, nos podemos sentir más estresadas que de costumbre.
Tristeza en Navidad
La Navidad está considerada en nuestra cultura como una ocasión importante. Pero también se vive como un período muy triste para las personas que han perdido a un ser querido y que, sobre todo, en esos días que tantas familias se reúnen, se les echa mucho en falta.
Si se ha vivido una separación de pareja, o si hay que repartir el tiempo entre padres separados, son circunstancias que también incrementan la tristeza y el estrés.
17 consejos para disfrutar de una Navidad sin estrés
Te dejo algunos consejillos para hacer que tus Navidades sean un poquito menos estresantes.
Realiza un presupuesto para la previsión de gastos, y planifica con antelación. Prepara una lista de la compra para hacerte con lo realmente necesario. Así evitarás gastar de más. Y, aún mejor, si comienzas a planificar unas semanas antes para poder dosificar mejor las compras y los gastos.
Haz las compras por la mañana a primera hora, o al mediodía, para evitar las aglomeraciones que suelen ser muy estresantes en estas fechas.
No tienes que acudir a todos los eventos a los que te invitan, aprende a decir NO.
Delega responsabilidades. No lo hagas tú todo. Solicita ayuda y delega algunas tareas. Puedes pedir a tus invitados que cada uno traiga alguno de los platos planeados para el banquete. Compartir el trabajo entre todos te ayudará a que la tarea de la comida o la cena sea mucho más liviana.
Dedícate un ratito cada día. Reserva 5-10 minutos por la mañana temprano, o por la noche, para regalártelos a ti misma para tomarte un cafelito en silencio, para leer, meditar o disfrutar de una ducha relajante.
Si piensas en ese ser querido que no puede viajar o desplazarse para pasar las Navidades contigo, puedes escribirle una postal personalizada de las de antes y, así, además, colaboras con las ONGs. Te aseguro que hacen muchísima más ilusión que las que se envían por e-mail o por WhatsApp, que son más un corta y pega que otra cosa.
También puedes dedicar unos minutos para realizar una videollamada a aquellos seres queridos que por motivos de trabajo u otras obligaciones pasarán sus Navidades en soledad.
Si hay algún tema pendiente con algún familiar, intenta hablarlo días antes, o después, de la reunión familiar. Permítete soltar y dejar ir.
Durante la reunión familiar, cuando alguien comience a hablar de un tema inapropiado, que sabes que seguramente provocará una discusión, intenta desviar la atención haciendo referencia a algún otro tema de manera amorosa.
Si la reunión va a ser en tu casa, puedes sentar lejos (si es posible) a las personas que entre ellas no se lleven muy bien. O, si eres tú la que va a acudir a una reunión, siéntate junto a las personas con las que tengas más afinidad.
Intenta no juzgar los comportamientos u opiniones de los demás, y es mejor hacer oídos sordos si se tocan temas que no son de tu agrado.
Practica la paciencia. Cuenta hasta 10 antes de responder si te has sentido atacada por algún familiar con alguno de sus argumentos.
Si tienes un ser querido que ya no está entre nosotros, permítete reservarte un ratito a solas para poder pensar en él. Puedes escribirle una carta o hablarle en voz alta. O tomar una foto suya y colocarla en un lugar visible para tenerlo presente y recordar los mejores momentos a su lado.
Practica Mindfulness. Dedícate un ratito cada día para meditar y conectarte contigo misma y experimentar el momento presente. Así serás más consciente de tus pensamientos y emociones, sobre todo durante esta época del año.
Pasa el tiempo con la gente que quieres. Más allá de los compromisos familiares, reserva tiempo de calidad para las personas con las que realmente deseas pasar un rato, una tarde de juegos frente a la chimenea, un chocolate con churros, un paseo por la ciudad.
Practica la respiración consciente. Cierra tus ojos durante unos segundos. Inspira de manera profunda. Contén el aire y, después, exhala con suavidad. Repite este ejercicio como mínimo 3 veces seguidas. Notarás cómo tu cuerpo se relaja. Puedes repetir esta práctica durante unos minutos cada día, sobre todo cuando más estresada te encuentres. Ya verás cómo esta práctica te ayuda a encontrar la calma.
Si no tienes a nadie cerca para pasar estos días, una bonita opción es compartirlos con aquellas personas más necesitadas. Puedes incluirte en un voluntariado de alguna ONG de tu barrio o ciudad para recoger regalos u ofrecer comidas de Navidad.
¿Te gustaría poder realizar prácticas de Mindfulness?
Te regalo una práctica para ayudarte a aceptar el momento presente.